Desde mi cielo

Desde aquí te veo reflejada en un suspiro
Llorando simplemente de tanta felicidad,
de tanto amor que desborda tu pecho y no es el mío.

Desde aquí las sombras son solo reflejo
reflejo de nuestra indiferencia
y de toda esa maldad que consume nuestras vidas.

Puedo descender a tu lado y hablarte al oído,
abrazarte fuertemente y quedarme a tu lado para siempre
pero tus ojos no ven mas allá de lo que quieren ver
y mi amor
hoy solo es un recuerdo para ti.

Desde aquí cuido tus pasos
tu camino en las tardes de invierno
y cuando llueve
mi corazón late junto al tuyo
aunque mas tarde lo vea partir.

Desde aquí te veo reflejada en un suspiro
el dulce suspiro de la vida que desdeñas…
desde aquí te amaré siempre…

El eje de todas las cosas

Él despertó desconcertado esa mañana
después de todo, la lluvia desconcierta a cualquier ser humano.
Él caminó por las calles como sin saber a donde, sin saber quien era,
mas cada paso que daba era doloroso,
jamás supo amar,
jamás sintió al viento en su cara.

Jimmy corría por el bosque
y en su subconsciente era feliz
sentía la adrenalina correr por sus venas,
triste sugestión de un niño de metal.

Él jugaba con el viento
soñaba con algún día poder volar,
su corazón inerte latía
una sonrisa y nada mas.

Él despertó desconcertado esa mañana
él no era un niño normal.

Canción a tu muerte

Aun es abril en este corazón roto
y en este silencio tu recuerdo golpea mi pecho.
El verano que pasó fue doloroso
miles de frases rotas y palabras tiradas al viento…

Hoy desperté y el estío no me besó el rostro
tan solo los siniestros árboles del huerto me hablaban de ti,
las hojas caían,
caían y yo estallaba junto a ellas
tan solo esperando el final…

Aun es abril en este corazón roto,
dos gotas de sangre y una copa de vino para tu funeral,
hoy sé que nada es eterno
ni tu sonrisa, ni tu mirada tierna,
hace frío y tu recuerdo calienta a mi alma,
llueve… no queda mas…

Momentum

Sobre aquel silencio fúnebre descansaba su mirada, espantada y tranquila después de tantas desdichas, quien sabe, alegre y resignada a acabarse en un suspiro.

Corría el mes de Abril y junto a él la temporada mas lluviosa que tuvo que soportar la ciudad, había amanecido casi como siempre, las calles húmedas, el cielo gris, las luces encendidas y un gato colgado de un árbol en el parque, mojado, maldiciendo al tiempo y a su dueño por no dejarlo entrar a casa la noche anterior.

Él solía caminar por las mañanas, rodeado de un aura oscura, melancólica como los días que pasaban a su lado; todo le era ajeno, la vida, la gente, tan solo los ojos de su amada le desprendían una sonrisa, entonces miraba al cielo y volvía a su hogar.

Ella aguardaba solitaria en el puerto y dejaba que el viento juegue con sus cabellos, miraba fijamente al horizonte esperando Dios sabe que, quizás la redención divina, entonces miraba al cielo y volvía a su hogar.

Ambos se amaban, pero no lo sabían, tan solo podían sentirse cerca.