
Es esta maldita soledad que golpea fuertemente el pecho
sacude mi cuerpo llenandolo de su matiz fúnebre y de la rutina que me hace pensar:
"Nunca fui dueño de nada ni de nadie"
ahora, en este encierro la tranquilidad pesa mas que el desespero,
pesa mas que estas palabras que salen de mi mente
...hoy no pude mas, al igual que los otros días
hoy maté a la razón.