Nace tu recuerdo en una hora perdida
Entre el silencio de las calles matinales
Y el estupor de las almas dormidas.
Nace la mañana, fría y doliente
Cubierta del matiz de un cielo lloroso,
Y de esa lóbrega sensación errante.
La lluvia cae y estalla en el suelo
Infectando todo lo que es verdadero
Moja, llora, maldice su suerte;
Acarrea la amargura de no verte.
Las calles son mas anchas desde que no estas
Las paredes me preguntan por ti,
Trato de arrastrarme, arrancarte del corazón
Porque no puedo seguir.
Y veo a la desidia
Reflejada en los cúmulos de agua sobre el pavimento
Agonizando, esperando su final.
Cualquiera que sea su parentesco, la belleza, en su desarrollo supremo, induce a las lágrimas, inevitablemente, a las almas sensibles.
EDGAR ALLAN POE
domingo, 25 de enero de 2009
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La Escuela de Atenas
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